Las vacaciones de verano son uno de los momentos más esperados por los niños debido a que les permiten disfrutar de un merecido descanso y realizar actividades de lo más diversas.
Algo muy necesario si tenemos en cuenta que, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los estudiantes de este país emplean una media de 6,5 horas a hacer deberes.
Esto hace que disponer de dos meses libres les ayude a desconectar, salir de la rutina, realizar otro tipo de actividades y regresar a las aulas con las pilas cargadas.
No obstante, son muchos los padres y madres que consideran que el verano es perfecto para seguir aprendiendo y adquiriendo nuevos conocimientos.
Y, aunque hoy en día existen aplicaciones educativas como Academons, ideal para repasar lo aprendido en clase durante el estío de una forma divertida, aún hay infinidad de progenitores que prefieren recurrir a clases de refuerzo y a los famosos cuadernos de verano.
Sin embargo, la doctora en Psicología Sandra Farrera, miembro de la plataforma Top Doctors, asegura que "el verano ofrece muchas oportunidades de aprendizaje fuera de los libros escolares y es una etapa para aprender de la vida y disfrutar del descanso".
Y es que los chiquitines de la casa ya dedican muchas horas y esfuerzos a hacer deberes y a estudiar para los exámenes durante el curso escolar.
Por eso los expertos de Top Doctors recomiendan dejar los deberes a un lado una vez comenzadas las vacaciones de verano o, al menos, dosificarlos con el fin de prevenir la aparición de hastío, cansancio y fatiga entre los peques.
En este sentido, la psicóloga Mía Ibáñez Bordas señala que "hay familias que tienen un niño a quien le cuesta más aprender y justamente quieren ayudarle con deberes o le dan los deberes como penalización por no haber rendido suficiente. Sin embargo, a ese tipo de niños lo que mejor le viene es jugar".
Pero, ¿qué tipo de juegos son los más apropiados para los peques que se encuentran en edad escolar? Desde Top Doctors proponen algunas actividades que los niños pueden desempeñar durante las vacaciones de verano.
Una de ellas se centra en crear un diario donde expliquen todo lo que hacen durante sus días libres y lo completen con fotografías, resguardos de entradas y dibujos.
Se trata de una actividad que, además de ser divertida, ayuda a los niños a estimular la creatividad, dar rienda suelta a la imaginación, ampliar el vocabulario al redactar sus vivencias y mejorar la motricidad fina a través del dibujo.
Tal como ha explicado la psicóloga Mía Ibáñez Bordas, "es importante descubrir las curiosidades y las inteligencias de los niños para diseñar el listado de actividades que más y mejor le convienen. Los deberes no deben en ningún caso ir en contra del menor, sino a su favor.
Leer cuentos, visitar museos, hacer juegos de mesa o hacer pulseras. Todo ello se puede plasmar en el diario, lo que les motivará a querer añadir más cosas constantemente".
Otra opción consiste en desconectar visitando el pueblo donde vive la familia, yendo a la playa, acudiendo a la piscina o dando largos paseos por el campo, por ejemplo.
Estas sencillas acciones ayudan a los pequeñines a olvidar la rutina, recargar las pilas y llenar el organismo de energía y vitalidad. Además, cargar a un niño con deberes no se traduce en una mejora de la calidad del aprendizaje.
Así lo ha explicado la doctora Russi Delfraro, neuróloga infantil, al dejar de manifiesto que "el mes de septiembre, suele ser un mes de transición, para hacer repaso de lo aprendido. Por lo que, para la mayoría de los niños sin problemas de aprendizaje, con ese periodo es suficiente para retomar el ritmo".
Recordad, por tanto, que dejar aparcados los cuadernos de verano no hará que vuestros hijos olviden lo aprendido en clase o tengan que hacer un grandísimo esfuerzo intelectual al regresar a las aulas.
En este sentido, disfrutar de las vacaciones de verano llevando a cabo actividades creativas que les relajen y les mantengan activos al mismo tiempo será una de las mejores opciones.
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